viernes, 30 de marzo de 2012

El Golpe Tan Anunciado




Hoy se cumplen 36 años del 24 de marzo de 1976 cuando asumía la junta militar encabezada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas: Jorge Rafael Videla (Ejército), Emilio Eduardo Massera (Armada) y Orlando Ramón Agosti (Fuerza Aérea). Ese nuevo gobierno se autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional”.
  La junta llegó al poder en un contexto de violencia creciente, caracterizado por los enfrentamientos entre facciones armadas de izquierda y derecha del movimiento peronista, y la acción violenta de organizaciones que optaban por la lucha armada como Montoneros, de tendencia Peronista, y el ERP, de inclinación marxista. Estos graves enfrentamientos se incrementaron notablemente desde fines de la década del ’70 y fueron la principal justificación utilizada por las Fuerzas Armadas (FF.AA) para derrocar al débil y pasivo mando de María Estela Martínez de Perón.
  El Gobierno de Facto detuvo, interrogó, torturó y ejecutó clandestinamente a miles de guerrilleros, colaboradores, incluyendo a médicos y abogados que ofrecieron apoyo profesional a los perseguidos, así como a miles de civiles que no tenían ninguna relación con la militancia y estableció Centros Clandestinos de Detención para llevar a cabo estas tareas.
  Las personas detenidas en estos centros eran denominados desaparecidos y gran cantidad de ellos fueron ejecutados y enterrados en fosas comunes o arrojados al mar.
  Los pasos en cronología fueron: primero asumió Videla al poder, Isabel Perón fue detenida en Aeroparque, los sindicatos fueron ocupados y la actividad política fue prohibida, la junta mantiene un Estado de Sitio, luego crearon consejos de guerras en lo que involucraba “la pena de muerte”, prohibieron las huelgas, intervinieron el Consejo General de los Trabajadores (CGT), Censuraron los medios de comunicación, quemaron miles de libros y revistas considerados peligrosos, entre otras acciones realizadas por el nuevo gobierno. El 16 de septiembre se produjo “La noche de los lápices”, en la cual desaparecieron diez jóvenes que reclamaban por el boleto estudiantil. Solo sobrevivieron tres.
  La dictadura de 1976 completó y profundizó el esquema de persecución y exterminio que comenzó sistemáticamente con la Triple A, liderada por López Rega.
  También se creó el Ente Autárquico Mundial ’78 (EAM ‘78) con el fin de organizar la Copa Mundial. El Gobierno acuño al lema “Los Argentinos somos derechos y humanos” que se difundió ampliamente, en particular para el mundial que congregó a numerosos extranjeros.
  Los reclamos tendientes a conocer el paradero de los desaparecidos, movilizó a un grupo de madres que poco a poco se unieron y formaron el organismo conocido como Madres de Plaza de Mayo. Ellas difundieron las características de la represión en todo el mundo, buscando apoyo internacional para su causa, encontrando eco en asociaciones civiles y en la prensa extranjera, que se interesaron por la situación interna del país.
  Azucena Villaflor, integrante del primer grupo de madres de desaparecidos, propuso las rondas en la Plaza de Mayo. Al principio, las mujeres no cubrían sus cabezas con los emblemáticos Pañuelos Blancos. Adoptaron ese símbolo durante una marcha a Luján realizada en octubre de 1977.
  La XI Copa Mundial de Fútbol que se desarrolló en nuestro país, entre el 1 y el 25 de Junio de 1978 volvía a Sudamérica por primera vez desde 1962. El Torneo fue disputado en seis estadios, detrás de cada uno se ocultaba un centro de detención: River cerca de la “ESMA” (Escuela Superior de Mecánica de la Armada), Vélez vecino de “El Olimpo”“El Liceo Militar” detrás del estadio de Mendoza, “La Perla” a pocos metros del Chateau Carrera (Córdoba), “El Segundo Cuerpo de Ejército” vecino del estadio de Rosario y “La Unidad Regional” cerca del Mundialista de nuestra ciudad.
  Los Gritos de gol ahogaron los gritos de dolor de los torturados, los cantos en la gradas silenciaron los alaridos de los desaparecidos, tiempos en los que las crónicas confundían a Kempes con Videla. El primero pasó a la historia del fútbol como el Matador, al segundo, la justicia lo condenó por asesino. En la ESMA, los torturadores saludaron eufóricos a sus víctimas y algunas de ellas las llevaron en auto para que vieran los festejos callejeros.
  El fútbol fue un instrumento del que se aferró la dictadura que tomó el poder en marzo del ’76 para apartar a la población de la angustiosa verdad. FUE UNA CORTINA INMÓVIL QUE POR MOMENTO EMPAÑÓ LA VISIÓN DEL PAÍS.


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